jueves, 16 de diciembre de 2010

Capitulo 13

Por la mañana Mackenzie se sintió mas liviana. Se levantó a desayunar con la esperanza de que Tony aún no se haya marchado, pero al golpear la puerta nadie respondió. Cuando entró observó sobre las frazadas acomodadas en pila, un pedazo de papel arrancado de un cuaderno. Mackenzie lo tomó y por un instante, al leerlo y verse sonreír, se sintió de nuevo en verano. 
< Mackenzie, gracias. Y para reivindicarme, te paso a buscar a las 4? No acepto ‘no’ por respuesta. 
Tony.
PD: En serio no acepto un ‘no’ por respuesta, me conoces… Pero luego te darás cuenta que valió la pena.> 
Mackenzie se lo pensó por un minuto. Ella se podría negar, esas advertencias no le significaban nada. Pero ella quería ir. 
A las cuatro de la tarde, Mackenzie ya lo esperaba sentada en el ordenador de su habitación. No había hecho nada en todo el día. Se la había pasado buscando artículos en la red sobre algo que todavía no tenía en claro para el proyecto. Se había distraído con pensamientos y reflexiones en una página. Eran sumamente realistas y le habían gustado. Luego puso algo de música. 
A las cuatro y diez de la tarde los pensamientos se posaron en su madre cuando leyó algo sobre la importancia de tener ambos pilares en la familia. Quiso ahogar estos en música aun más ruidosa. Subió el volumen y se dejó llevar. De repente una piedra paso directo por las ventanas corredizas de la alcoba y cayó estrepitosamente sobre el escritorio, asustándola. Ella apagó el reproductor y se dirigió a la ventana.
- Estas loco!
- Llevo un largo tiempo tocando el timbre y escuchando esa música de mierda.
La muchacha puso los ojos en blanco y bajo las escaleras, tomó su abrigo y salió al encuentro del chico.
Él estaba muy apuesto. Llevaba su chaqueta de cuero y en sus manos un casco. Mackenzie se paralizó. Su rostro se empalideció.
- ¿Todo va bien? – preguntó Tony dándose cuenta.
- ¿Me llevarás en una motocicleta? – preguntó la chica sin apartar los ojos del casco protector.
- Si – la miró un poco confuso – Si tienes miedo, puedes seguirme a pie – Mackenzie lo miró tan terriblemente que a Tony le regresó un sentimiento de culpa – Oye, solo bromeo. Iré despacio, y aquí tienes otro casco – señaló el casco colgado en la moto.
- No tengo miedo – dijo ella aun sin reaccionar del todo – Vamos.
Ambos se subieron a la motocicleta. Mackenzie se aferró a la cintura de Tony, quien disfrutó del agarre de la chica una vez que salieron del lugar.
Mackenzie no se lo creía. ¿Cuándo había sido la ultima vez? Un año, año y medio? Si, o un poco mas. Ella no quería recordarlo. Además esta vez era diferente. No era ella quien manejaba.
Pararon por combustible. 
- ¿Adonde vamos?- preguntó la muchacha curiosa.
- Estaba pensando que la mejor forma de conocernos es jugar a los favoritos. Así que te llevaré a mi lugar favorito.
- Y eso es…
- Ya lo verás.
- Ok. Oye, seguro que no estás en nada raro no? Juro que si me llevas a las carreras o a un lugar de esos …
- HEY! Por quién me tomas? - exigió el muchacho 
- Por ti. De cualquier forma se que no sería tu lugar favorito, aspiras a mas.
- Ah ¿SI?
- Si, pero serías capaz de hacerlo para fastidiarme. No lo hagas o hago un escándalo.
- No lo haré. Hablo en serio. Aunque me encanta cuando te enojas.
Luego de 10 minutos por la autopista, ingresaron a un vecindario mucho mas calmado. A medida que se adentraban, Mackenzie se iba inquietando mas y mas. El lugar no tenía buena pinta. Era muy silencioso y las casas tenían un aspecto descuidado. Además, ¿Qué tanto podía confiar en Tony? En realidad, él la hacía sentir segura. Pero eso no debería estarle pasando, seguía siendo un desconocido. <Vamos, el tipo durmió en tu casa anoche> se dijo a si misma. Daba igual. 
Trató de no prestar mucha atención a los vagabundos que cruzaron en una curva, sus rostros cargaban con mucha furia y tristeza, algo que la muchacha no podía soportar.
Tony aceleró un poco al ver que Mackenzie se aferraba aun mas a su cintura. Se sentía a gusto pero no le divertía asustarla, y el lugar era un poco pesado hasta para una persona como él.
Finalmente ingresaron a un callejón entre dos pensiones. Paró la moto.
-Llegamos – dijo él.
- Debes estar bromeando – dijo la chica mirando a su alrededor confundida. Estaba a mitad de un largo callejón que estaba bordeado por contenedores verdes de basura. Todos cerrados. Aun así el aire olía fétido. Además ese trecho que quedaba, estaba inundado. No había forma de pasar por allí.
- Tu lugar favorito es un basurero – lo miró escudriñándolo.
- No – dijo Tony riendo – Esto no es un basurero – miró a la chica y esta le dio una mirada de horror – Además – continuó sonriendo – Mi lugar está del otro lado. Al fondo a la derecha.


Mackenzie nunca había paseado por esos lugares, y no pensaba volver a hacerlo jamás luego de ese día, pero aun así le costaba creer que algo mejorara doblando a la esquina. Porque, primero, estaban en un callejón en un barrio de terror. Segundo: Como llegarían al otro lado si había una gran laguna, acumulada por tuberías rotas, lo que lo hacía aun mas desagradable?
-Bien, Einstein. ¿Cómo haremos uh?
-Fácil. Los contenedores. Rodean hasta el fondo y todo el muro que sigue al doblar. Solo los primeros tres contienen basura. Lo juro, los demás no se usan y… - El chico no terminó su frase porque la perdió de vista. Cuando volteó, la vió subiéndose al primer contenedor. La observó estirando su pie para encontrar algún apoyo y treparse con facilidad. Una vez arriba, Mackenzie volteó.
-Deja de mirarme y sube ya – dijo sonriendo y saltando hacia el otro contenedor. Tony la obedeció. Subió la moto con él y la ocultó en el cuarto contenedor.

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