jueves, 16 de diciembre de 2010

Capitulo 17

Mackenzie podía ver su aliento camino al instituto. El aire volvía a estar helado como cada mañana oscura y neblinosa. 
La escuela ahora poseía nuevos representantes legales, quienes fueron generosos y les proporcionaron la refacción del edificio. Ahora, con el salón mas bien parecido a un horno, los alumnos podían refugiarse relajadamente del frío invierno.
Los del Dark Side fueron los últimos en llegar. Kerry pasó junto al banco de Mackenzie y Gwen, y con su mano, arrastró cada uno de los papeles que estaban sobre la mesa, haciéndolos desplomarse y esparcirse en el suelo. Las amigas miraron furiosas a la rubia pero esta simplemente siguió adelante. Tony, que venía detrás de ella y acababa de ver todo, parecía estar planteándose como actuar. Ante la mirada inquisitiva de todos decidió seguir adelante. Mackenzie no se lo creía, quería gritarle allí mismo. Sino fuera por la Sra. Colmes, profesora de lenguaje, ella lo hubiese hecho. Es más hasta quizás se le habría tirado encima como hizo con Kerry. ¿Por qué le costaba tanto demostrarle que la quería? Porque era un idiota, fue la primera respuesta lógica que se le ocurrió a la muchacha. 
Pidió permiso rápidamente para dirigirse al baño. 
Tony al verla salir se sintió un cretino y quiso alcanzarla. Se dirigió a Colmes. Esta, a regañadientes accedió a darle el pase para el sanitario y lo dejó ir. A fin de cuentas, ni los profesores podían resistirse a Tony, ya sea por miedo o su poder de persuasión. 
Divisó a su chica en el pasillo y corrió tras ella. 
- Mackenzie, espera. – suplicó Tony. La muchacha se dio la vuelta súbitamente y se cruzó de brazos. Estaba parada junto al cesto de basura de ese piso. Estaba vacío. Las nuevas empleadas trabajaban duro. Ahora yacía tumbado junto al pie de Mackenzie.
- Lo haz vuelto a hacer! – gritó la chica pateando el cesto. Todo el mundo estaba en clase.
- Si. Es … es …es que no estaba bien despierto. Lo..lo lamento. – tartamudeó él.
- Oh – rió irónicamente ella- ¿ahora dices que es por culpa del sueño el que seas un gran imbecil? Ya, ya entendí. – le dedicó una mirada cargada de rabia.
- Necesito que me perdones. 
- ¿Lo necesitas? Tu… no lo puedo creer – ella levantó los brazo, se volteó y se alejó. Tony la siguió. – Que descarado eres. 
- Escuchame – la tomó del brazo y la jaló hacia él.
- No! Esto a sido mínimo. Lo de ayer. Si, eso. Ni siquiera sé porqué te perdoné. No lo entiendo. Quizás pensé que estabas aturdido o alguna otra idiotez. Pero no. Mirate. Estás con ella y te transformas. ¿Y es que tanto te gusta? ¿Tanto te intereza lo que piense?
- Te equivocas – negó Tony. 
- Escucha. Tu sabes que tengo razón – el rostro dulce de la muchacha se oscureció con una expresión asqueada– y no entiendo por qué te importa tan poco mi opinión o que es lo que le ves a ella. Pero sea lo que sea, tu sabes que cuando digo esto no me equivoco.
- Si. Lo haces. Ella no me importa en absoluto.
- Entonces que? El resto del grupo. ¿Es eso? Si ven que sos amigo mío descenderás de categoría. Claro – rió exageradamente- Si te juntas con Mackenzie Morton eres tan fracasado como ella. Es contagioso. Incluso – tomó las manos de Tony y las separó torpemente empujándolo a él hacia atrás – no te acerques, ni me toques. No se te vaya a pegar la locura, la demencia porque supongo que ya te habran contado que estoy loca.
- ¿Qué haces? – la voz de Tony sonaba angustiante.
- ¿Hacer que Wheeler? Esto.. eh, salvo tu reputación. ¿Qué es exactamente lo que tu haces siempre? Mantienes tu imagen.
- Mierda Mackenzie, ¿Qué quieres de mi?
- Que te arriesgues por lo que quieres. Que no seas cobarde. Que dejes de reprimir hacer lo que deseas solo por aparentar. 
- Tu no entiendes … 
- ¿Qué ganas con hacerte el lider de la pandilla que todos temen? 
- Yo soy así, que no lo ves? – Tony gritó.
- No, no lo veo. O no es el mismo que me llevó a ver ese paisaje magico en los contenedores o el que me invitó a su casa a cenar – se acercaron aun mas. Sus rostros a centímetros el uno del otro y el deseo casi palpable que destellaban sus ojos fijos en los del otro – Vamos! Dime donde está ese muchacho increíble, porque aquí no está. Tu solo me haces sentir pésimo. – Tony estaba perdido una vez mas en las palabras, en los ojos y en los labios de la muchacha que escupía las palabras cargadas de impotencia. Mackenzie al no obtener respuesta alzó a un mas la voz – Despierta! Vamos! Atrevete de una vez a hacer lo que sientes..
Tony no esperó otra palabra. Él no lo pensó ni un segundo mas. Todo lo que su cuerpo, su mente y su corazón le pedían a gritos estaba parado enfrente suyo desafiandolo. Sintió el impulso que le tiraba hacia ella. 
-Te quiero. Te quiero a ti y a nadie mas. En lo único que he pensado últimamente ha sido en ti. Me encantas y … no es facil.
-Ya, para. – suspiró Mackenzie, con un popurri de sentimientos. ¿Debería estar contenta, pero hasta que punto? Las cosas seguirían siendo desastrosas, él seguiría actuando como un idiota.
Ambos tenían un pase de max 10 minutos. Debían volver pronto. Ella fue la primera en preocuparse por ello. Se alejó con desgana, tratando de recomponerse.
-Debemos.. volver.. al ..aula – trató de articular  – Hablo en serio.
Tony le dedicó una de sus sonrisas irresistiblemente encantadoras. De esas que tanto la irritaban y la atraían. Ella le devolvió la sonrisa aplacando cualquier instinto.
Él la observó, convencido de que no había nadie en el mundo que se le pareciera. Única y hermosa como ella sola lo podía ser. Y tan persuasiva, tan dolorosamente encantadora y dificil.
-Hay que volver – repitió ella.



Él aceptó a regañadientes. Se dirigieron en silencio hacia la puerta del salón.
-Espera- dijo la muchacha- entraré yo primero. Él asintió y la vió entrar.
Al ingresar al aula , Mackenzie interrumpió la clase.
-Está todo en orden señorita Morton – indagó petulante la Sra. Colmes.
-Sip – dijo la muchacha y tomó asiento junto a su amiga – me sentía algo mal pero ya estoy bien – siguió sonriendo.
-Me alegro y por casualidad ¿no se ha cruzado con el señor Wheeler? Prácticamente ha salido detrás de usted.



Mackenzie había empezado a negar despreocupada con la cabeza, cuando Tony entró al salón con ese típico aire arrogante.
-Justo a tiempo Anthony – dijo Colmes al verlo.
-Tony – le brindó un guiño a su profesora – Tony para usted. Y si, no quería perderme ni un solo segundo más de su clase profesora. ¿Sabe? Amo su forma de enseñar.
Los alumnos rieron. Menos Mackenzie y Gwen. A la muchacha le estaba pesando la mirada curiosa y penetrante de su amiga. Ella sospechaba, ella siempre se enteraba al fin y al cabo. Mackenzie giró hacia ella y le sonrió Gwen siguió seria.
-Te estaré vigilando Mc , seré tu sombra – dijo la pelirroja
Mackenzie puso los ojos en blanco y puso atención en la clase. Miró a Tony , quien se sentaba unas filas mas adelante a su izquierda, en un segundo fugaz.
Cuando la clase se tornó totalmente aburrida, Mackenzie empezó a volar a través de sus pensamientos.
- Oye, ¿lo has hecho? - preguntó de pronto Gwen. Mackenzie se alteró. ¿Se lo debería contar a su amiga?
- ¿Qué? ¿De…de que hablas? – musitó nerviosa. Gwen la miró con el ceño fruncido.



- De… ¿Te pasa algo? – Mackenzie negó – Hablaba de si realizaste la tarea de Lenguaje. La del libro que te presté. ¿Ya sabes? El carrusel – Mackenzie se alivió pero luego se ruborizó.
- ¿Tu me has prestado un libro?
Gwen cerró los ojos e inhaló aire profundamente.
- Si Mc lo hice, y esa tarea costará el tercio de tus notas. Notas que ya tienes bajas y debes subir para poder pasar este periodo.
- Lo sé. No se donde he tenido la cabeza.
- Oh, yo puedo imaginármelo – sonrió Gwen con picardía – pero no culpes a solo eso. Hace un tiempo que vienes olvidándote de hacer las cosas.
- Es una mala racha. Eso es todo. Si tengo suerte no lo pedirá.
- ¿Qué dices Mc? – Gwen la miró exasperada- Si lo acaba de pedir, por eso te lo he preguntado!
- Oh – Mackenzie hizo una mueca de dolor.
- Morton – Colmes pronunció el apellido de la muchacha tan fuerte que causó eco en los pasillos, la puerta del salón había sido dejada abierta por Tony – Imagino que tendrá el trabajo listo.
Mackenzie la miró con resignación.



-Di que sí y toma el mío - Gwen le susurró por lo bajo.
-No lo haré.
-Vamos, tengo buenas notas. No me afectará – exigió Gwen
-No quiero Gwen. – se giró hacia el frente – Lo siento. Lo he olvidado.
-Que sorpresa – exclamó Kerry riendose
-Silencio Bloom- ordenó la profesora – Nuevamente ¿señorita Morton?
Mackee asintió.
-¿Qué sucede? – le preguntó nuevamente. Mackenzie se encogió de hombros. Colmes suspiró – Creo que debería tener una charla con Brown.
Mackenzie se incorporó arrastrando el banco hacia atrás bruscamente.
-¿Qué? No, solo lo he olvidado.- se justificó nerviosa.
-Bien, yo pienso que por su bien debería retomar las sesiones.
-No, se equivoca.- tragó saliva - Ya las he dejado hace tiempo.
-Lo sé. Y el año pasado resultó, ha terminado con excelencias, ve ahora porqué se lo que digo. Y no se discuté mas, le daré su pase e irá ahora mismo.
Mackenzie estaba furiosa. Gwen la miraba triste y un poco enojada por la decisión de Colmes. Tony estaba confundido y preocupado.
-Tome – extendió la mano Colmes. Mackenzie se lo arrancó prácticamente de los dedos y se alejó puerta afuera.
-Creo que ha cometido un error – exigió Gwen a su profesora una vez que Mackenzie se había ido.
-Jones, lo hago por su bien –
-¿Y cree que mandándola al psicólogo escolar nuevamente en frente de toda la clase le hará bien? Es ridículo.
-Yo se lo que hago y se terminó.
Tony miró a Gwen. Esta le negó la cabeza consternada. No había nada que hacer.

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