jueves, 16 de diciembre de 2010

Capitulo 5

Pudo seguir evitando a Sara durante ese fin de semana. También evitó quedar atrapada en el baño. Y así lo hizo todo el resto del mes.
Cuando llegó al instituto esa mañana, sintió nuevamente la gran necesidad de salir corriendo de todos los días. 
Al borde de las escaleras estaba Kerry, junto a su amiga y un par de chicos mas, entre ellos estaba él, tan arrogante y atractivo como de costumbre. 
Durante los últimos días lo había observado. A él le gustaba jugar con las personas, a él le gustaba estar con las mujeres. También estaba el hecho de que se reservó a estar cerca solo de Kerry y sus amigas. Nadie mas. A él le gustaban las peleas y las carreras en moto. Incluso Mackenzie misma había visto un video en la red pública donde salía peleándose con desconocidos. Se veía fuerte y varonil, le gustaba como se veía, su cuerpo, su agilidad, pero le daba repulsión la gente así. De cualquier manera, ella seguía estudiándolo. Algo no encajaba, él no se veía feliz haciendo eso.
Deseó que la escuela tuviera puerta trasera, pero no había tal así que tuvo que respirar profundo, ponerse los audífonos y caminar. 
- Hey Morton, ¿quien te ha peinado hoy? – la voz rechinante de Kerry se asomo a través de la música que estaba escuchando, sumado a las risas. El cabello de Mackenzie estaba bien. Este estaba recogido. Siempre lo llevaba así a la escuela. Lo tenía lo suficientemente largo y ondulado como para no poderlo manejar del todo como quería. Mackenzie estaba bien. Ella lo había entendido después de un tiempo. Ellos están mal, pensó.
Hizo caso omiso a las burlas y se concentró en la música y en subir rápido los escalones. Cuando levantó la mirada, vio como él la observaba con ese par de ojos profundos de ensueño. Por unos segundos sintió que se le aflojaban las piernas pero siguió adelante sosteniéndole la mirada. La invadió una sensación de aislamiento, no supo que tan ridículo era hasta después. Kerry tomó el brazo de él y todo el encanto del momento desapareció. Mackenzie negó con la cabeza frustrada y miró hacia adelante, luego entró al establecimiento.
La primera clase del día era la de Flynn. Su clase, era de literatura pero no usaba la forma tradicional de enseñar. Ella trataba de compartir con sus alumnos el entusiasmo por la vida que sostenía que debían tener. No debería ser fácil convencer a unos adolescentes de que la vida es hermosa, no aún. Pero ella hacía lo que podía. 
-Muy bien niños – dijo aplaudiendo, llevaba un vestido rosado con flores. Sus ojos verdes se ocultaban tras sus lentes – hoy empezaremos con un nuevo proyecto. Un proyecto que les llevará un tiempo. Así que no tienen excusa para que no salga perfecto. Es en parejas y no, no lo elegirán ustedes. Eso iría en contra del proyecto. Yo los designaré - ‘Genial’ pensó Mackenzie. Un punto menos para Flynn. Gwen la miró con rostro de quizás-nos-toque-juntas-pero-es-obvio-que-no-tenemos-tanta-suerte. 
- Lo haremos por sorteo y, olvidé decir, será la única nota del semestre, así que mas vale que se esfuercen – las quejas no tardaron en llegar pero Flynn las ignoró.
Los nombres que formaban las parejas fueron fluyendo. 
La mente de Mackenzie voló nuevamente. Flynn le recordaba un poco a su madre. Se sentía mal y no entendía por qué. O si, todo apuntaba a Steve. Tampoco era como si estuviera haciendo algo malo, ella pensaba, pero Sara en verdad quería que lo conociera ¿Que era lo que tanto le costaba admitir? Decidió que no era el momento de pensar en eso allí. 
– Wheeler y … - Sonó la voz de Flynn y la muchacha siguió pensando. Ese chico… realmente le molestaba su actitud – Morton – Gwen ahogó una risa y se tapó la boca con la mano.
Mackenzie solo quiso que se la tragara la tierra. 
- Ahora las parejas, siéntense juntas y empiecen – dijo Flynn. Mackenzie le imploró a Gwen y suplicó que no la dejara. 
- Estarás bien, él es el que debe preocuparse – dijo su amiga levantandose de su lugar con una sonrisa.
Ella no se movería de su lugar. Si tenía interés, él debía acercarse. Le tomó por sorpresa cuando lo hizo. Mackenzie recordó respirar, y cuando lo hizo se arrepintió de aquello. Su perfume la inundó entera. Generalmente no le gustaba la loción masculina. Chocolate. Recordaba como odiaba que su papá usase esas tan intensas. Pero la de este chico era tentadora y como todo él, atrayente. – no puede ser – le oyó susurrar y su corazón dio un salto. Se molestó y quería decirle que a ella también le molestaba estar junto a él, pero no dijo una palabra. 
Flynn dejó las hojas sobre las mesas. Ninguno de los dos hizo nada. Mackenzie se decidió a tomarlas primera, entonces él se apresuró y las agarró antes que ella. Sonrió. Sonrió porque sabía lo que eso causaba en las personas. Pero Mackenzie solo resopló y se le quitó las hojas de las manos. Él no entendió como pudo haberse distraído. Ella comenzó a leer mientras sentía como él la miraba fijamente.


-El papel – dijo la muchacha rápidamente.
-¿Qué? – dijo él confundido.
-Que leas el papel.
Lo inclinó hacia él y ambos leyeron.
Era una historia simple.
Cuando todos terminaron, Flynn tomó la palabra.
- Bien, lindo eh? Eso mismo quiero de ustedes, algo lindo. Tómense su tiempo como ya dije. Conózcanse. Superficial y profundamente – Flynn sonreía – Crezcan. Amíguense. Y escriban lo que les salga. Pero aprendan de ello – los alumnos se miraron entre si. Flynn se había vuelto loca- Estoy cansada al igual que ustedes, de decirle lo que deben hacer. Hagan lo que les plazca. A trabajar. Comiencen por llenar las fichas que les mandé por mail.
A regañadientes todos los alumnos asintieron y comenzaron a hablar entre si.
- Bien – dijo él – ¿empezamos? – Mackenzie miró hacia la ventana y luego hacia Gwen que estaba entretenida hablando con Tifanny. Ellas se llevaban bien. Las envidió.



- Si.- Debía hablar sobre su vida con un extraño y eso la ponía muy nerviosa. Su vida era su vida, era algo confidencial, algo frágil. - Primero nuestros nombres.
Él sonrió.
- Anthony Wheeler – dijo mirando la pantalla de la portátil. Ella tipeó rapidamente y él se acercó mas, apoyando su codo en la mesa y tratando de quedar lo mas enfrentado a ella como le fue posible - Pero puedes decirme Tony – dijo mirandola fijo.
- Tony – repitió ella – Mackenzie Morton - escribió su nombre.
- Pero puedo llamarte … - dijo Tony sonriendo demasiado cerca como para no hacerla sentir incomoda.
- No, no puedes – dijo mirándolo
- Tu no decides sobre eso – él le dio un guiño . Él hacia esto con todas, se dijo a sí misma.
- Bien – resopló ella y miró el monitor – Mackee. ¿Contento?
- ¿Porqué lo estaría?
Mackenzie se pregunto si él era así de contradictorio siempre. Si lo era, realmente estaba en problemas. Trató de simular su fastidio. Pero él siguió hablando.
-Tu deberías estar contenta, no yo. – se quejó mirando hacia delante serio.
-¿Y eso porque? – lo miró confundida. Su rostro estaba tenso, como si estuviera pensando realmente en ello. Pero luego se suavizó y la miró con una sonrisa arrogante.



-Pues, porque genero esa sensación cuando estoy cerca de cualquier persona
A Mackenzie le dieron ganas de reír y de pegarle un puñetazo en medio de su rostro para que se le quitara lo soberbio. Aunque bien podría haber sido una broma, un chiste que de cierto tenia mucho. Cualquiera estaría contenta de tenerlo a su lado, si. Pero a ella le valían nada las personas así.
-Puede que yo no sea cualquiera – se limitó a decir la muchacha – Puede que me provoques exactamente lo contrario a felicidad.
-Eres muy contradictoria – dijo Tony mirando al suelo.
-¿Yo? ¿Qué dices?– preguntó indignada. Él era el cambiante. Él, que en un momento parecía tan abrumado y confuso, frágil. Esa parte que le interesaba. Y esa otra parte suya, que aborrecía. Esa pinta de egocéntrico que se llevaba a todo el mundo por delante. No negaba que tenía atributos para creérsela, pero no debería hacerlo. No era correcto.
El sonido del timbré le hizo dar un respingo.
-Lo digo porque dices eso …- dijo Tony levantándose y dándole la espalda. Ella lo observó, distinguió sus músculos marcados a través de su camisa que sin duda mostraba el buen físico que llevaba- y luego te me quedas así, mirando atontada, como en este preciso momento.

Ella no dijo palabra y se quedó allí sentada mientras él se alejaba, preguntándose cómo había sido capaz de decirle eso. Se detestó por ser tan obvia. Una mezcla de bronca y vergüenza la hizo sonrojar, por suerte nadie la vió.
Ella se levantó y caminó hacia la puerta de salida del salón y pudo ver a unos metros como Kerry tomaba a Tony por sus caderas. Inexplicablemente le dio una punzada leve de envidia, viendo a la rubia abrazando lo que momentos antes había estado apreciando ella y tenido tan cerca. Se sentía ridícula. Finalmente se alejó hacia la otra dirección.

Tony intentó sacarse con tacto a Kerry de encima pero fracasó. Mientras tanto, Will y Zack se burlaban sin límites de él.
-Felicitaciones socio, te ha tocado Morton. Es un gran logro. – manifestó Zack riéndose.
-Ten cuidado, no vayas a tener un accidente con tu moto. – agregó Will.
-¿De que hablan? – preguntó Tony perdido.
-Morton es extraña. Muy y déjalo así. – Se apresuró a contestar Kerry.



-Si, es rara pero que está buenísima no lo puedes negar. – dijo Will hacia Zack.
-¿Que tienes en los ojos? – preguntó este.
-Tu dices eso porque te rechazo – se burló Will.
-A ti también. – replicó su amigo.
-A todos nos rechazo alguna vez.- concluyó resignado otra vez Will.
-Son unos idiotas. – manifestó Kerry enojada.
-Apuesto a que a ti Tony, también te rechaza. – desafió Zack ignorando a la rubia.
-Lo dudo. – contestó Tony ligeramente.
-¿Quieres jugar? – preguntaron al unísono ambos muchachos.
Tony no lo pensó dos veces. En verdad, no lo pensó ni siquiera una, porque si lo hubiese hecho quizás no habría dicho lo que dijo.
-Bien
-Ok , espera. Lo filmaré. Si logras ligar con ella, te ganaras… déjame pensar… - dijo Will pensativo.
-Olvídenlo, es ridículo – protestó Kerry . Ella no podía siquiera soportar la idea de que Tony se acercara a Mackenzie. Ya se estaba aguantando bastante todo el asunto del trabajo que Flynn acababa de otorgarles. De cualquier modo, nadie le hizo caso.
-Una vuelta con la motocicleta de mi padre, me matará pero … ¡que mie rda!
Tony aceptó y comenzó a grabar la apuesta.


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