jueves, 16 de diciembre de 2010

Capitulo 8

Tocó su timbre y su mano tembló. En verdad estaba muerta de frío. La madre de Gwen, Alice, puso su mejor rostro preocupación al verla. 
- Quisiera decirle algo a Gwen – alcanzo a decir la chica. 
- Oh, ¿te sientes bien? Ella está detrás en su guarida – la muchacha suspiró de alivio aunque al parecer se vió mas como un gemido – ¿Quieres una toalla o ropa seca? – le preguntó Alice.
- No, no me quedaré mucho. Gracias – dijo y corrió por el costado de la casa hacia el patio trasero donde se hallaba la pequeña casucha de madera construida por el padre de Gwen, cuando tenían 7 años. Pasaban tardes y noches, con lluvia o en días irritablemente soleados. Gwen solía usarlo aún para aislarse de los problemas en su casa, para estudiar y hacer sus deberes en paz o cuando no estaba de humor como para soportar a alguien mas que a su propia conciencia. 
Mackenzie también tenía algo parecido, pero este se hallaba en el garage de su padre, vacío y sin sentido después de su muerte. Ahora era un cuarto lleno de cosas de Mackenzie. Su escaparate. 
Atravesó el patio trasero de Gwen, y se adentró en los arbustos. Encontró la puerta de madera y golpeó una vez antes de entrar. Se debía de ver fatal, porque Gwen al verla dio un respingo antes de secar rápidamente su mejilla.
- Te ves horrible – dijo sonriendo ocultando un sollozo.
- Ah, porque tu no – dijo Mackenzie con ironía y luego la observó con preocupación. Cerró la puerta detrás de si y disfrutó de la calidez del lugar antes de arrodillarme a su lado.
- Soy toda oídos. No quieras ocultarlo, posiblemente si no voy en unos minutos a mi casa y me seco, me agarrará pulmonía. Es mas, ya me siento enferma. Y no pienso irme de aquí hasta que abras esa boca – Dijo la muchacha castaña temblando. Lucía cansada. Ella siempre lucía así, pero Gwen se sentía culpable por su aspecto. Pues lo bien que hacía. Pero no era lo que importaba en ese momento. Ella estaba destruida, Mackenzie la conocía. Veía la angustia que sus ojos querían simular con esa mascara de yo-puedo-con-todo. Tragó con fuerza.
- Bien. Será rápido. Me la pasé las ultimas semanas leyendo las cartas de tu chico X y las que tu le escribiste a él… - una sonrisa se dibujó levemente – y prácticamente el fin de semana entero pensando en ello también. No te culpo por haberte aferrado a alguien así – Mackenzie se quedó en silencio, sin saber que tenía que ver todo eso con su estado – Si te suena ridículo, golpéame. Lo merezco. Te envidié. Yo quería alguien así en mi vida también – en verdad era ridículo.
- ¿Me envidias por algo que no tengo? Por si no lo recuerdas, no conozco a ese tipo y probablemente no lo haga nunca. – replicó molesta.
- Lo se. Dije que era ridículo. Pero oye, no digas ‘nunca’,que yo sigo trabajando en ello – su amiga puso los ojos en blanco. Gwen siguió- En fin, al menos tu tenías ‘algo’. Asi que me armé de coraje y cometí el peor error de mi vida hasta ahora – una punzada de dolor se vió reflejado en su rostro. Mackenzie pudo adivinarlo por si misma, así que evitó que ella lo dijera.
- Lo llamaste – se quedaron en silencio. Quería saber mas, sabía que sería duro pero ella se lo debía. Se lo había ocultado - ¿Por qué no me dijiste nada?
- Diablos, no lo sé – sus ojos se llenaron de lagrimas. Mackenzie se precipitó a su lado para tomarla en sus brazos.
- Cuéntame – dijo – hazlo.
- Lo llamé y le dije que la profesora Flynn debía hablar con él. – Mackenzie recordó que Flynn estaba organizando junto a Adrián, un evento deportivo para recaudar fondos e invertirlos en proyectos de la escuela – Lo llevé hasta la oficina del gimnasio con la excusa de que ella lo esperaba allí. Él se preguntó por qué yo estaba metida en esto y le dije que me pidió colaboración. Él se preguntó por qué allí no había nadie y yo no supe que decir así que me apresuré y … - las lagrimas comenzaron a caer descontroladamente sobre el rostro de la pelirroja. Y el corazón de Mackenzie se estrujó contra el de su amiga, que acababa de ser sumamente golpeado – Lo besé y el me empujó como si fuera una puta de mierda – Mackenzie no tenía palabras, se limitó a abrazarla aun mas mientras ella lloraba desconsoladamente en su regazo. 
En su memoria revivía los últimos 4 años. Ella había alimentado ese amor con aire. Pero él era un idiota. Él coqueteaba con las alumnas, Gwen cometió el error de seguirle el juego. Pero el era un maldito idiota. Sentía tanto rencor que sino hubiese sido por Gwen, que levantó su vista hacia su amiga, esta hubiese ido a la casa de de su profesor en ese mismo instante.
- Prométeme que no harás nada estúpido. Te conozco, se que le quieres partir la cara ahora mismo, lo estabas pensando – Mackenzie la miró irritada un segundo luego se calmó.
- Lo prometo.
Se quedó mirando la lluvia a través de la ventana de la casita de madera. Gwen seguía llorando y era lógico, debía despedirse de 4 años inolvidables.


-Perdóname por no habértelo dicho – dijo Gwen cuando al fin se le acabaron las lagrimas – Se que siempre te cuento todo y tu pudiste haberte preocupado en exceso.
-Lo hice, realmente exageré un poco – dijo Mackenzie pensativa y seria. Su amiga se sentó erguida a su lado y sonrió.
-¿A quien chocaste esta vez? – ella lo decía en broma, como burla de la propensa habilidad de Mackenzie para choques. Ella no podía adivinarlo, aunque si.
-A Tony – dijo resignada mientras recordaba aquel momento.
-Entonces valió la pena – golpeó su hombro. Mackenzie no la miró.
-Él me siguió en la lluvia para decirme que el gimnasio, en realidad, estaba vació. Hasta me dijo que me enfermaría si seguía buscándote. – Gwen rió. Mackenzie también lo hizo.
-¿Así que hablaste con él?
-Si.
Le contó a su amiga la conversación y lo aliviada que se sentía de no tener que lidiar con su hostilidad. Se quedó a su lado un rato largo mas. Sara estaba fuera de casa. Ella le tocaba un turno mas largo ese día, y la muchacha sospechaba que no iría a casa directamente. Ni siquiera había recibido un texto suyo.
La lluvia y el frío aumentaban y Mackenzie seguía empapada.
Cuando llegó a su casa, cansada, triste y malhumorada, se bañó y se puse ropa seca. Comió unas galletas y fue a dormir antes de ver llegar a Sara.

No hay comentarios:

Publicar un comentario