jueves, 16 de diciembre de 2010

Capitulo 19


El viaje en autobús no duro más que 20 minutos. Cuando bajaron cruzaron la avenida y se dirigieron dentro de la peatonal. Había un poco de gente pero no mucha. Era día de semana y solo muy pocos afortunados estaban libres para recorrer las pintorescas vidrieras del centro. Caminaron dos calles y pararon en la esquina de Laps Café. Cuando entraron un ambiente cálido los invadió. Había música saliendo de parlantes que Tony no podía encontrar con su mirada. Decidió no buscar mas. Siguió a las chicas hasta el mostrador. El lugar estaba casi vacío. Había unas tres personas pidiendo para llevar y una pareja mayor ubicada en las mesas. Gwen tomó la carta mientras Mackenzie se alejaba y se ubicaba en la mesa que estaba mas en el fondo, su favorita. Miró hacia Tony y gesticulo –Ven.
Tony se sentó en frente de ella, del otro lado de la mesa rectangular. Mackenzie se colocó del lado de la vidriera. Gwen llegó y se sentó junto a ella del lado del pasillo, los mostradores y los baños que estaban a un costado. 
Mientras la pelirroja examinaba la carta de menús ( una plancha plastica llena de garabatos y dibujos caricaturescos de comida con precios ) Tony inspeccionaba el rostro de Mackenzie, que se encontraba recostada en su asiento mirando hacia el exterior. Ella lo notó mirarla, ya no podía seguir enojada con él. Estaban tan cerca y era su debilidad. Un talón de Aquiles recien descubierto. Decidió mirarlo también. Tony se sorprendió pero no esquivó la mirada y sintió que el corazón latía con fuerza al ver como la chica le estaba sonriendo. Era un detalle menor que viniendo de Mackenzie se volvía especial. Esto lo asustó pero decidió que también le encantaba.
Gwen se aclaró la garganta. 
- Me apetece chocolate – dijo mirando a la cartelera que se alzaba sobre la pared de detrás de la barra con el precio de varios licuados y bebidas.
- Yo tomaré un capuchino – Dijo Mackenzie estirando el cuello para leer la carta – O quizás …
- ¿Sabes? Ahora tienen Café Escocés – dijo Gwen mirando a su amiga.
- ¿Escocés? – preguntó Tony.
- Café con helado de vainilla – explicó Mackenzie – Comeré helado luego. Me quedo con el capuchino. 
Gwen empezó a tomar nota con la lapicera y el pequeño papel de color que había tomado antes del mostrador. Miró hacia Tony que la analizaba. 
- Aquí se hace así , tu te tomas el pedido – Gwen se encogió de hombros
- ¿Qué quieres tu? – le preguntó Mackenzie a él. Lo dijo bruscamente pero no había sido su intención. Solo lo había hecho para quitar de su mente que aquellos pequeños papeles coloridos le resultaban familiares y le trían recuerdos de un verano pasado.
- Café con leche ¿Esta bien? – preguntó 
- Supongo que si tu quieres tomarlo, si. – Mackenzie lo miró confundida. Luego miró a Gwen que seguía anotando. – y para acompañar tarta de frambuesa – dijo la chica alegremente. Su amiga la miró por un momento. Luego hizo un gesto de repulsión, Mackenzie le dio un golpe y Gwen sonrió. 
- No me gusta, lo lamento. A ti no te gusta nada de lo que las personas normales comemos. No puedes quejarte.
- La tarta de frambuesa suena bien – Ambas miraron a Tony. Gwen al escucharlo giró los ojos. 
- Como quieran. Yo pediré una Roll con crema pastelera. – levantó la vista - ¡Wow! Amo este sitio – dijo la pelirroja mientras observaba al nuevo mozo que Laps había contratado. 
Este observó a los integrantes de la mesa. Miró a Gwen que lo veía sin intentar disimularlo. Luego miro a Tony sin fijarse mucho en él y luego a Mackenzie, que se había perdido mirando hacia las calles ajetreadas nuevamente. Caminó hacia la mesa, con una sonrisa seductora mirando a Gwen que sostenía la nota. 
- Hola – dijo seguro – me llamo Russell . Bienvenidos. 
- Bienvenido a ti – dijo Gwen sonriendo. Russell le devolvió la sonrisa, luego miró a Tony que lo observaba con desconfianza. Rió interiormente por la falta de vergüenza de Gwen de coquetearlo, frente al que él, consideraba, era su novio. Era sencillo pensarlo así, dado que Mackenzie se encontraba otra vez apartada y fuera de sintonía.
- ¿Ya pidieron su orden? – dijo Russell y luego dirigió la mirada mas allá de Gwen. A lo que a él le interesó desde el principio. Observó demasiado tiempo a la muchacha distraída. Ella se acurrucó aun mas en su asiento sin prestar atención. Gwen y Tony lo notaron. Este último empezó a exasperarse. 


-OH No no no no! – dijo la pelirroja riéndose. Russell salió de su encapsulamiento momentáneo.
-¿No se han decidido aun? – preguntó Russell reincorporándose.
-No. Ella viene con él, yo soy la que está mal aquí. – le dio un guiño.
Russell lo comprendió luego de un segundo y se ruborizó. No se atrevió a mirar a Tony que lo estudiaba aun irritado. Tomó la nota y se alejó. Gwen rió.
-¿Qué fue eso? – preguntó Tony pasmado.
-Eso fue un tipico caso de casi-te-saca-a-tu-chica. – profirió Gwen divertida – Ellos no se acercan a las mesas, tu les llevas a ellos la orden.
-Así que vino hasta aquí por… - él miró a Mackenzie. Gwen también lo hizo y suspiró.
-No te preocupes –dijo – Ella, como vez, ni lo notó.
Mackenzie los miró saliendo de su ensimismamiento.
Russell estaba de vuelta con la orden lista, les sirvió aun sonrojado. Y se marchó sin decir una palabra salvo – que lo disfruten – Mackenzie lo observó irse.
-Hay personal nuevo – informó ella. Gwen carcajeó y dio una mirada complice a Tony.



Comenzaron a ingerir. Pronto ya estaban sumergidos en una charla interesante y divertida. Mackenzie se fue soltando de a poco. Hablaron sobre el interés repentino de Gwen por Joshua, el amigo motociclista de Tony. También hablaron sobre el maestro de educación fisica.
-¿Y ahora que? – preguntó Tony
-¿Qué de qué? – Gwen lo miró mientras tomaba una cuchara de su helado
-En las clases lo sigues viendo ¿Qué te pasa?
-Oh, nada. Lo superé ya – dijo despreocupada poniendo atención al sabor de limón.
-El limón está agrio – dijo Mackenzie estremeciéndose ante el gusto en su boca.
-Oh – dijo Gwen entendiendo el doble sentido de las palabras de su amiga - pero ¿sabes quien no lo supera? – Gwen lanzó una mirada a Mackenzie que estaba entretenida con su barquito de helado.
-El chocolate esta demasiado amargo – exclamó Mackenzie – me dan ganas de golpear algo.
-En las clases – siguió Gwen explicando a Tony - finge golpear la pelota hacia él accidentalmente. Le ha roto el cráneo infinidad de veces. – añadió exagerando pero con voz pasiva - La clase pasada estábamos corriendo y él estaba tomando anotaciones. Se desvió de su camino y corrió en picada hacia donde estaba chocándolo, prácticamente él se desparramó en el suelo.
-Sin embargo, el dulce de leche está genial – sonrió Mackeenzie deleitándose con el sabor en su boca.



Tony sonrió. Mackenzie miró a Gwen arqueando las cejas y se rió. Tony intentó salir del encantamiento. De repente le habían dado ganas de besarla urgentemente. Eso le estaba pasando muy a menudo, pensó.
Gwen levantó la vista, luego de un segundo giró su mirada hacia Mackenzie y luego volvió a mirar hacia adelante. Mackenzie siguió la dirección de la mirada de su amiga. Miró inquieta sobre el hombro de Tony, por detrás de la puerta de entrada de Laps, en la otra calle.
-Acompáñame al baño – dijo Mackenzie rapidamente a su amiga. Gwen solo asintió y se puso de pié. Tony las observó con una expresión divertida en su rostro.
-No puedo creer que necesiten compañía para ir al baño. – dijo burlándose sin percatarse de nada – Todos se hacen la misma pregunta por otro lado.
-Bien – suspiró Gwen – El baño tiene puertas sin cerraduras. Una sostiene la puerta afuera y la otra hace lo que tiene que hacer dentro, ¿contento? – Tony miró a Gwen con desagrado y luego puso los ojos en blanco. Mackenzie ya estaba camino a un costado, a los sanitarios del café, que a ciencia cierta, tenían cubículos con cerrojos. Su amiga la siguió y ambas se detuvieron al entrar. Había un pequeño espacio entre la entrada del baño de damas y el espacio de la mesas, situado detrás de una pared. Ambas se quedaron allí, fuera de la vista de Tony, expectantes. Observaron como la puerta de Laps se abría.



Tony estaba ocupado apreciando el resto de helado en el cono, cuando Russell levantó los residuos que habían dejado las chicas sobre la mesa. Tony lo observó irse con una mirada recelosa aun. Cuando de repente sintió una carcajada familiar detrás suyo y lo próximo que supo fué que Kerry estaba sentada en el lugar de Gwen, frente a él. 

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