miércoles, 8 de diciembre de 2010

Capitulo 33


El hospital de la ciudad, encantador lugar para pasar días y noches angustiosas en los pasillos blancos del gran edificio. El aire estaba aromatizado con ese olor a aséptico tan característico de todos los hospitales. Aún con ese intenso aroma a ‘desinfectado’ Tony podía jurar que seguía sintiendo el perfume de su novia en su nariz. Él estaba echado en el piso junto a la puerta de la habitación, Gwen y Joshua estaban callados y sentados en los bancos a un lado. Sara iba de un lado al otro. Se acercaba la medianoche y el pasillo del tercer piso poco a poco se iba desertando. Al final de este había una pareja de adultos llorando. Habían estado allí cuando todos llegaron. Sus lagrimas caían calmas, sin apuro. Como si la idea de seguir adelante estuviera luchando contra infinitas desgracias y estuviera tomando partido en esa batalla.
El doctor volvió a salir y les comunicó algo a la pareja. La mujer rápidamente se secó las lágrimas e inspiró profundo. Luego cuando estaba más o menos recompuesta ingresó dentro del cuarto. Unos minutos después, pasó a través de la misma puerta, empujando una silla de ruedas con un joven tal vez de la edad de Mackenzie. En su expresión se describían los golpes que había recibido. Los 4, Tony, Sara, Gwen y Joshua, observaron en silencio la escena. ¿Que se equiparaba con aquello? ¿Qué se sentiría saber que nunca mas volverías a sentir el peso de tu cuerpo en tus pies o que no volverías a dar un brinco jamás? ¿Qué se debía sentir saber con seguridad que caminar esta fuera de tu alcance ahora y el resto de tu vida?
A Tony le dio un escalofrío en la nuca. Los padres y su hijo parapléjico se alejaron por la esquina y los perdieron de vista. Hacía pocos minutos que estaban allí pero para él habían sido eternos.
Un golpe de aire seco chocó contra su rostro y advirtió que la puerta se había abierto. Inmediatamente se puso de pie. El doctor salió de la habitación y cerró la puerta detrás de él. Sara, Joshua y Gwen se precipitaron hacia él.
- ¿Cómo esta? – preguntó Sara conmocionada.
- Ella está bien.- suspiraron al unísono- Tuvo un ligero golpe en la cabeza a causa de la caída de su casco, pero ella ya estaba en el suelo cuando esto sucedió. No se lo había fijado bien al parecer. No hay fracturas, solo una herida tajante en su brazo, se lo habrá hecho con algun vidrio roto al caer y perdió relativamente poca sangre aunque…
- Aunque que… - preguntó Joshua preocupado.
- Tiene un cuadro complejo de anemia y esto le ocasionó mayores problemas de los que normalmente tendría.
Todos se quedaron sorprendidos, menos Gwen.
- Ya veo, ella estaba muy delgada y sentía mareos constantemente. Tenía ojeras por no dormir bien, estaba desconcentrada.- explicó la muchacha.
El doctor miró a Sara y luego a los muchachos.
- ¿Ustedes no lo habían notado? – dijo él
- Yo… no en realidad- respondió Sara sintiéndose fatal.
- Ya hicimos los chequeos por el golpe y todo está en orden. Está conciente. Tuvo suerte. Ella está bien, deberá permanecer aquí hasta que esté mejor anímicamente ¿De acuerdo?
Los cuatro asintieron en silencio.
- Les avisaremos cuando puedan verla.
El médico se alejó, y Tony se dejó caer en el suelo. Todos tomaron asiento y Sara se llevó las manos a la cabeza.
- Esto es mi culpa. ¿Quien le da la llave de su casa a un desconocido?
- Sara... No vale la pena esto. – dijo Gwen cansada- Solo debemos pensar en Mac ahora.
- Lo ves, ni siquiera advertí que mi hija estaba enferma.
- Nadie lo sabía – dijo Gwen.
- Soy su madre, yo debía haberme dado cuenta.
- Como sea – dijo Joshua- No pueden cambiar lo que sucedió ¿Qué pasará ahora?
Se miraron los unos a los otros.
- Buscarle ayuda – dijo Sara. Tony, que hasta ese momento se había quedado en silencio, la miró con los ojos bien abiertos.
- Yo odio… tener que darle la razón a Colmes –dijo Gwen- Era cierto ella…
- No! – gritó Tony con rabia - Ella no ira a un psiquiatra ¿Qué nadie se da cuenta? Lo que ella necesita es hablar. Hablar con su madre, con su mejor amiga, conmigo… pero hablar seriamente.
Todos se quedaron sin habla. El silencio amenazante fue cortado por los pasos del médico que atendía a Mackenzie.
- Ya pueden pasar – Tony se precipitó contra la puerta pero fue detenido por el médico – Tranquilo. Uno a la vez.

Tony miró hacia los otros y luego su mirada se posó en Sara. Con gran esfuerzo se hizo a un lado y con un gesto le indicó a ella que fuera la que pasara.
Sara temblorosa atravesó la puerta y la cerró detrás suyo. Caminó unos pasos y observó a su hija. Ella estaba dormida, lucía pálida, débil y la ropa de hospital la hacía verse aun mas frágil. Sara se acercó a uno de los lados de la cama. Mackenzie carraspeó y abrió los ojos. Miró a su madre, Sara se quedó allí inmóvil sin decir ni una palabra. La muchacha sonrió levemente y fue cuando su madre reaccionó y la abrazó.
– Lo siento tanto cariño – dijo Sara entre lagrimas.
-Lo se, pero ha sido mi culpa. Yo no debí …
-Calla, tu solo no pudiste evitarlo.
-Tu tampoco.
Sara miró a su hija un instante. Le destrozaba el alma verla en ese estado.

-Estaré bien Sara. Yo… estuve pensando antes de chocar con la motocicleta…
-Hija no tienes que hablar ahora si no quieres – la interrumpió su madre. Mackenzie sonrió.
-Creo que ya es hora de hablar – dijo tranquila. Sara respiró hondo y asintió – Creo que tengo que aceptar mi parte equivocada en esta historia y lo haré aunque tu no lo hagas.

-Lo haré. Te lo diré ahora mismo, yo… te descuidé totalmente. Pero desde que tu padre murió se me ha ido todo de las manos y me siento incapaz de llenar ese vacío que dejó en todos.
-No tienes que llenarlo.
-Me acabo de dar cuenta. Quise llenar a toda costa el vacio que había en mi , pensando que eso me ayudaría contigo pero estaba tan equivocada. No solo no llenaba ese vacío en ti sino que también te estaba dejando sin mi.
-Esta bien. Alguien me ayudo a darme cuenta de que era lo que me molestaba entre tu y Steve. Siempre pensé, al igual que tu, no quería que reemplazaras a papa. Pero a lo unico que le temía – comenzó a llorar – era a olvidarlo.
-Eso no pasará nunca –
-Lo sé. Yo… no lo sabía. Cuando conocí a Steve no sentí nada, entonces creí que fue porque estaba demasiado enojada pero no, solo era porque debía sentirse así. Lo lamento. Si quiero que seas feliz.
-Esta bien hija.
-No, no lo estará hasta que … Quiero conocer a Steve, pero conocerlo en serio.
-No tienes que decidirlo ahora cariño
-Sara! Deja de dejar las cosas para luego. – ambas rieron – Todo estará bien, me siento mucho mejor… bueno tu entiendes.
-Te amo cariño.
-Yo igual.
-Iré por tus amigos, deben estar locos por entrar.
Sara abrió la puerta , Gwen entró rapidamente y Sara salió. La pelirroja corrió a abrazar a su amiga. Mackenzie sonrió entre sus brazos y luego dio un gemido de dolor.
-Oh lo siento amiga. Dios, te ves fatal – dijo Gwen
-Gracias – contestó su amiga ironicamente. Luego vió entrar a Joshua a la habitación – Pensé que solo dejarían entrar a uno a la vez.
-Si es que… el doctor se fue de urgencia y mira! No creo que te haga ningun daño verme, es mas, desde que entré te ves de maravilla.
Gwen y Mackenzie giraron los ojos.
-Gwen siento mucho…
-¿Qué? ¿No haberme contestado las llamadas, no abrirme la puerta cuando quería verte, no responder mis textos ni llamarme? O haberme preocupado de la manera en que lo hiciste.
Mackenzie asintió.
-Esta bien, perdonada. Pero sería mucho pedir que no lo volvieras a hacer?
-Lo prometo,tenía que aclarar algunas cosas conmigo misma y con otras personas pero ya estoy bien.
-Gracias a dios. ¿Qué fue lo que Kerry hizo?
-Ella solo… me alteró un poco, y si no hubiese terminado todo tan … - miró a su alrededor – hospitalizado, quizás le daría las gracias. Me hizo enojar mucho y pensar.
-Pero ella lo hizo para hacerte daño.
-Lo se, y lo logró – levantó su brazo vendado.
-Yo debo contarte algo Mac – dijo Gwen algo nerviosa – No sé si es el mejor momento para hacerlo, pero…
-Solo dime.
-Bien. Esto… con respecto a las cartas de verano yo he averiguado.
-Lo se.
-¿Lo sabes? Oye ¿Cómo? – Gwen entrecerró los ojos.
-Su letra.
-OH, yo tambien lo hice. Aunque tu viste su letra mucho antes que yo así que supongo que lo supiste antes.
-Vaya detective resultaste ser. – dijo Mackenzie sonriendo.
-Lo lamento. Ahora que lo dices ¿Como es que él no te reconoció la letra?
-Como dije antes, la gente cambia la letra, yo lo hice.
Miro de soslayo la puerta y vio una sombra en el suelo. Gwen y Joshua también miraron, luego Gwen rió.
-¿Quieres hablar con él?
-Dile que pase.
Gwen se acercó a la puerta , luego volvió a entrar y detrás suyo ingresó Tony. Él la observó un minuto. Se acercó un poco mas a ella. Mackenzie se acomodó para sentarse, Gwen la ayudó. Tony siguió mirandola con pesar en silencio. Nadie dijo una palabra. Gwen miró divertida a Joshua y luego a Mackenzie. Ella suspiró ampliamente.
-La palabra ‘Hola’ quizas sea algo bueno que decir en este momento – dijo Mackenzie.
-‘¿Cómo estás?’ Puede ser bastante adecuado – dijo Gwen sonriendo.
-‘ Casate conmigo’ sabes que te mueres por decirle eso – dijo Joshua dandole un golpe en el hombro a Tony.
Tony bajó la mirada.
-Perdón – dijo él.
-Oh y eso – dijeron al unisono Gwen y Joshua estando de acuerdo – Saben, luego nos vemos – siguió Gwen – Te amo cariño – ella le dió un guiño a Mackenzie y ambos se marcharon. Tony se quedó mirándola con un nudo en la garganta y unas ganas incontrolables de besarla.
- Perdón. Todos tratan de echarse la culpa pero se que soy bastante responsable.
- Si. Fue muy estupido lo que hiciste.
- Lo se. Hice lo que todos los tontos de las películas hacen.
- Exacto. Y sabes porque hacen eso en las películas? Porque es normal. A la gente le encanta jugar con los sentimientos. La gente egoísta y superficial, y hay mucha de esa en el mundo. Yo pensé que eras diferente.
- No, no lo era. Era tan basura como toda esa gente. Pero tu me cambiaste, yo por ti me transforme y no lo niegues porque sabes que es así. Mejoré en el instante en que te conocí, que fui y deshice la apuesta. No se que te ha dicho Kerry pero no es verdad.
- Dijo muchas cosas.
- ¿Qué ha dicho?
- Ella disfruta de hablar de la muerte de mi padre. Nada nuevo.
- Si la tuviera en frente en este momento…
- Ella dijo algo mas. Si, ella menciono su descontento con que tu te hayas fijado en mi y la hayas dejado a un lado. Ella dijo que te quite de donde pertenecías, que eras de ella y yo solo llegue y arruiné todo. Que mis intervenciones causan desastres, como con mi padre. Yo solo la escuché. Pero… no estoy de acuerdo. Las personas no tienen dueño, aunque me costó aceptarlo yo no hice absolutamente nada para que tu...
- Tú lo haces todo con solo existir. – dijo el volcando todo su interior en esas palabras - Pero tienes razón, soy yo el que tome mis decisiones y te elegí por encima de todo.
- ¿Qué tan seguro estás de eso?
- Nunca había estado mas seguro de algo en mi vida. Se que lo arruine un poco bastante. No quiero perderte, no estoy dispuesto a hacerlo. – se acercó a ella - He estado tan mal que hasta he llamado a mi padre. – rió nerviosamente - Si, fue una locura y terminamos discutiendo pero de repente lo necesite. Ahora es tan extraño, siento que podría volver a llamarlo. Esto es por ti.
Mackenzie lo miró sin decir palabra. Finalmente dijo.
- ¿Has pasado últimamente por la feria?
- Si – Tony asintió - ayer o anteayer .
- ¿Qué tal esta girando el carrusel? – preguntó mirando hacia la ventana que estaba baja, pero se podía ver un atisbo de la oscuridad de la noche.
- No paro ni un momento. Se lo vió un poco desequilibrado estos ultimos días pero juro que nunca lo había visto girar tan rapido como ahora. Es en verdad, mágico.
Ella sonrió al escuchar sus palabras. Tony extendió su mano y cubrió con ella la de Mackenzie. Se quedaron mirandose a los ojos el uno al otro, un tiempo mas.

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