miércoles, 8 de diciembre de 2010

Capitulo 25

Mackenzie miraba la Tv sentada sobre el sofá, cuando escuchó la puerta abrirse. La ligera brisa sacudió su cabello de la nuca y le recordó las palabras de Paul y las de Tony. Debía al menos intentarlo. Respiró hondo y apagó la TV. Sara se quedó parada en el recibidor y observó a su hija caminando hacia ella.
- Hola – dijo la muchacha nerviosa. 
- Hola cariño – saludo Sara y le dio un beso en la frente 
- Mucho trabajo – Mackenzie se tomó las mangas de su jersey y se cruzó de brazos. La noche estaba fresca. Sara caminó hasta el sofá y se dejó caer en él.
- No tienes idea – suspiró con los ojos cerrados. Mackenzie se acercó y se paró detrás de ella. Se suponía que era el turno de su madre en preguntarle. ¿Cómo estuvo tu día? ¿Qué haz hecho hoy? O solo ¿Cómo estás? Pero al parecer, no iba a decir nada de eso. La muchacha volvió a respirar hondo.
- Hoy he salido – dijo rápidamente. Sara abrió los ojos sorprendida pero no dijo una palabra. Mackenzie se impacientó. Su madre era un desastre – Con un chico.
- Oh – Sara se puso de pie y se giró para quedar frente a su hija. Solo el sofá las separaba - ¿Y de quien se trata? – preguntó con una sonrisa falsa o al menos eso parecía. Quizás fuera verdadera pero los nervios la trataban fatal. 
- Es… de la escuela. ¿Recuerdas a Tony? – las últimas palabras de Mackenzie fueron tapadas por un sonido de claxon. Sara miró por la ventana. Mackenzie frunció el ceño.
- ¿Saldrás con Steve?
- Si, hemos arreglado algo para hoy…
- ¿Te irás?
- Mackenzie has escuchado el claxon, está aquí.
- Es que acabas de llegar y yo… - volvió a mirar por la ventana - Bien. Vete. 
- Hija, lo lamento. Sabes, después hablaremos tranquilas.
- No – dijo bruscamente – Yo quizás luego no te lo quiera decir. No guardes esperanzas en ello. – se alejó hacia atrás - Ahora vete, no dejes que se impaciente. A él si no puedes hacerlo esperar – dijo con ironía y se aseguró de que sus palabras se contagiaran de toda su rabia. Luego se fue corriendo hacia su alcoba. 
Se quedó allí hasta que escuchó la Suv acelerar y alejarse. Después tomó su celular y se dejó caer en el piso a un costado de la cama. 
¿Por qué había salido de nuevo mal? ¿Por qué Steve siempre lo arruinaba todo? Y algo mas, ¿Por qué le provocaba tanto odio? Mackenzie sintió ganas de llorar e inmediatamente tomó en sus manos su móvil y marcó. Se encontró con su propia voz del otro lado.
- ‘Gwen, dios. Deja de molestar! Habla tu.’ ‘Ok,ok. Te has comunicado con la casilla de mensajes de la mejor amiga de Mackenzie Morton.’ ‘Gwen!’ ‘YEAH, deja tu mensaje después del grito de Mc’ ‘¿Qué? ¿Qué haces? AAA! ’ - la muchacha sonrió .
- Oye, ¿donde te has metido? Dejame adivinar ¿Joshua? Bien. Me pregunto si algún día me devolverás la blusa naranja que te preste. Si quieres tráela y de paso… - hizo una pausa y suspiró - Solo llámame cuando puedas. – Mackenzie cortó e inmediatamente marcó el próximo número.
- Hola – se escuchó del otro lado. Nunca lo había llamado. Su voz sonaba sería y grave. Le resultó encantadora y si no estuviese tan enrabiada se habría quedado muda.
- Lo he vuelto a arruinar- dijo sopesando sus palabras – Si, la he vuelto a tratar mal. Yo.. no lo sé. Me pone furiosa que no me escuche, que salga con él, que oh dios- comenzó a llorar.
- Oh no. Por favor. No llores. – suplicó él - No cuando no estoy cerca para calmarte.
- Es que yo … - y volvió a sollozar aun mas. Tony se desesperó.
- ¿Quieres que vaya allí? Lo haré ahora mismo.
- No, no hace falta. 
- Si. Escuchate. No te puedo dejar sola en ese estado.
- Solo quedate en el teléfono. Por favor.
- Yo...
- Por favor.
- Bien – asintió él no muy convencido.
Mackenzie se acostó en su cama con el movil aun en su oido y cerró los ojos. 
- Trata de dormir preciosa - dijo él dulcemente. 
Luego de unos minutos en silencio Tony notó que la respiración de Mackenzie se volvía acompasada y relajada. Se quedó allí escuchándola. Si, había estado con muchas chicas antes pero ya había admitido que Mackenzie era distinta. Y ahora aquello. Escuchar su respiración no se comparaba con nada. 

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