miércoles, 8 de diciembre de 2010

Capitulo 31

- ¿Hola? 
- Hola Sara – habló Gwen – ¿Hay alguna noticia?
- No cariño. Ella sigue encerrada. 
- Oh, esta bien es que tampoco contesta mis mensajes y yo… 
- Gwen – Sara hizo una pausa - ¿ten fe si?
Colgó el teléfono. Claro que tenía fe, ella siempre la había tenido antes y ahora debía volver a ser paciente. Pero estaba preocupada. 
Los días fueron pasando y Mackenzie no se había presentado al Instituto. Según el reporte estaba enferma, y lo estaba en parte, pero esto surgió como un deja vu en Gwen y fue lo que justamente tanto la inquietó: sabía lo que estaba pasando. 
Las sesiones psicológicas y el tiempo transcurrido, su amistad, el apoyo de su madre, el amor, nada de esto había sido suficiente para recuperarla. El amor… quizás fue precisamente aquello lo que la hundió aun mas profundo en el agujero en donde se había metido. 
Joshua había estado al lado de Gwen durante los últimos días. Él era lo que necesitaba para aguantar tener que pasar por todo esto. 
Una vez en el Instituto, Gwen se sentó en su banco sola, luego miró hacia el frente y se encontró con la mirada triste de Tony. Él tambien se había cansado de dejarle mensajes en el contestador a Mackenzie. Seguía confundido, no lograba entender el porqué de tal reacción, por qué no aceptaba escucharlo o simplemente decirle que ya no lo quería en su vida. Él realmente ni siquiera se imaginaba.
Se puso de pie y camino hacia Gwen, luego se sentó a su lado sin decir nada. El profesor Clark entró al aula y pronto se puso a dar la lección del día.
- Estuve pensando… - dijo Tony en voz baja – en dejar la escuela.
- ¿Qué estás diciendo? – preguntó Gwen mirándolo con el ceño fruncido. 
- No tiene caso que yo siga aquí. No tengo futuro, no logro acertar en nada, mis notas son un desastre y ambos sabemos que si no me voy Mackenzie no volverá a pisar esta escuela.- las últimas palabras las pronunció forzadamente. Su voz se había llenado de vibraciones a causa de la angustia.
- Entonces solo… bien, has lo que te parezca – solo eso dijo Gwen y comenzó a escribir en su cuaderno. No volvieron a comunicarse hasta que terminó la hora y Gwen se fue sin presentarse en las siguientes clases.
Cuando llegó a su casa, lo primero que hizo fue llamar al móvil de su mejor amiga.
- ‘Hola si que tal, habla con la mejor amiga de la dueña de este teléfono…’ ‘Diablos Gwen, tienes una extraña obsesión con estas cosas’ ‘Es genial. Mira. En este momento no te puede atender y es mejor que dejes tu mensaje porque nunca puedes saber cuando volverás a hablarle.. y aaaa, eso dolió’ ‘Deja mi movil’ ‘Espera solo… un minuto’ ‘Las personas no esperaran hasta el final, nadie me querrá dejar mensajes’ ‘Esa es la idea’ – risas sonaron al unísono. Gwen estaba harta de escuchar ese mensaje pero esta vez al volver a escuchar la voz de su amiga reaccionó diferente. Rompió en llanto y corrió hacia el patio trasero de su casa. Allí la esperaba su refugio, aquel en el que de pequeñas, ella y Mackenzie creaban mundos de fantasías con murallas que impedían el paso a cualquier mínimo pellizco de tristeza. Esta protección se había debilitado y desaparecido aquel día y lo que estaba pasando en ese momento no era más que la secuela de esa destrucción. Mackenzie no se había recuperado. Volvió a llorar una vez más con mayor angustia e impotencia. La primera vez había sido paciente, eso había sido bueno, ya que estuvo allí cuando las cosas volvieron a la normalidad, pero esta vez no podía, debía haber hacer algo más. Se enjugó las lágrimas con un pensamiento firme: no iba a quedarse solo esperando esta vez. Tomó su móvil y marcó el numero de Joshua.
- Hola – 
- Josh llévame a la casa de Tony.
La motocicleta estacionó justo en frente de la casa. Joshua acompañó a Gwen hasta el porche. Ella le tomó la mano indicándole que deseaba que la acompañara adentro también. Luego tocó el timbre. Después de unos segundos la puerta se abrió y se encontraron con la expresión confundida de Tony.
- ¿Qué hacen aquí – preguntó él.
- Debemos hablar Tony – contestó Gwen. Tony asintió y los dejó pasar.
- Díganme
- No podemos dejar a Mackenzie así – exclamó Gwen con desesperación repentina – Detesto ver como todos se quedan de brazos cruzados.
- Oye, oye. Espera ¿De que hablas? La he estado llamando hasta hace unos momentos, he ido a su casa, he hecho lo que estaba a mi alcance pero ella no contesta, no ha salido de ese maldito cuarto ni una vez.
- ¿Tu no sabes lo que ocurre verdad? – preguntó Gwen un poco frustrada.
- Claro, jugué una apuesta – dijo irónicamente y enfadado – La use para ganarme una vuelta en un vejestorio de motocicleta. – Gwen rodó los ojos.
- No, tu… en realidad no sabes como está ella.
- ¿Y tu si? – preguntó él con las cejas en alto.
- Pensé que sabías…
- Entonces explicamelo. – ordenó Tony ya demasiado impaciente.
- Es una larga historia Tony. 
- Entonces siéntate y empieza.- dijo él con brusquedad.
- No – Gwen lo miró irritada y a punto de llorar –Tu siéntate
Tony no pudo replicar a aquello. Él simplemente la obedeció y se sentó. Todos lo hicieron.
-Bueno, por donde empiezo … - la muchacha buscó en su mente, debía revolver muchas cosas que aun seguían doliendo allí, pero cobró fuerza y siguió - ¿Ella te llevó a su lugar favorito, no es así? – Tony asintió - ¿Y te dijo por qué lo era?
-Porque su padre solía dejarla allí.
-¿Solo eso? – él volvió a asentir – Es cierto. Nosotras solíamos ir al cine de la feria, su padre nos llevaba y nos dejaba allí, y luego debíamos volver solas antes de que oscureciera. – Gwen tomó aire. Ni Tony ni Josh se animaban a interrumpir- Pero una tarde, luego de ver la película, nos estábamos yendo cuando vimos que el señor Wall – ella levantó la mirada hacia ambos muchachos que la miraron desconcertados – Es el que sostiene la sortija para el carrusel. – explicó – Se veía muy mal, no podíamos dejarlo allí. Fue cuando Mac se ofreció a quedarse a ayudarlo con la sortija mientras el solo manejaba el carrusel. Pero yo no podía quedarme, debía volver a casa temprano. – se justificó como si se lo estuviera diciendo a Mackenzie, un poco de culpa se adueñó de sus palabras –Así que Mac se quedó sola y cuando terminó ya era de noche. Entonces tuvo que llamar a Dean, su padre.

Gwen secó una lagrima que se había escapado de sus ojos. Joshua le tomó la mano y esto le devolvió la estabilidad.
-Esa noche un camión derrapó en la autopista invistiendo a varios autos, pero solo uno rompió el barandal y cayó del puente. Su padre iba dentro y no lo logro. Él iba por ella.
-Dios – dijo Tony sin palabras.
-¿Sabes? – Gwen sonrió – Ellos dos tenían mucho en común. Ella heredó una especie de fascinación por las motocicletas.
-¿qué? –preguntó Joshua.
-Así es. – respondió ella – Tanto que antes de que su padre le regalara una, ella ya sabía perfectamente como manejarla.
-¿Es la que tiene en … - empezó a preguntar Tony.
-En su cochera. Bajo toneladas de polvo. Ella era muy joven, solo tenía 14, por lo que Sara se rehusó completmente a que la manejara. Su padre también, sin embargo, él la llevaba hasta el campo abierto fuera de la ciudad para que la pudiera usar. Ella tenía un don para esas cosas, como tú. – dijo mirandolo a Tony.

-Lo sigue teniendo. – agregó Joshua.
-Luego de que Dean muriera, pasó lo esperado. Bueno, el principio fue esperado luego se volvió todo un verdadero infierno ,casi como ahora. – hubo una pasusa y siguió – Ella se culpó de todo y entró en un shock. Luego vino la etapa de la depresión y … - Gwen no lo soportó mas. Comenzó a llorar. Tony se quedó helado, mientras miraba como Joshua la tomaba en sus brazos y la contenía. Gwen respiró hondo.
-Ella dejó de salir, de comer, de hablar, de reir. Ella estaba muerta en vida. No dormía. Su madre escuchaba sus gritos de noche. Y junto a ella hicimos lo que pudimos y a pesar de que Mac no me quería cerca, yo me quedé justo allí.
Tony apenas podía repirar. Sintió un gran dolor al imaginarse a Mackenzie así, y uno mas fuerte aun al darse cuenta que podría sucederle ahora lo mismo.
- Luego de eso ella reaccionó, pero fue malo. Ella se reveló y comenzó a ir a las carreras. Estuvo mucho tiempo dentro, como lo habrás notado, muchos la recuerdan.
-Entiendo – dijo Tony pensativo.
-Luego de mucha lucha y pesar, la fuimos sacando adelante. No preguntes como ,pero sucedió. Luego de un tiempo sucedió algo que logró animarla aun mas, y supongo que por esto debo agradecerte. – explicó Gwen secándose todas las lagrimas.
-No comprendo – dijo Tony.
-El campamento Tony. Se que fuiste tú el que le mandaba esas notas. 


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