Capitulo 9

Se enfermó.
-3 días de reposo- dijo el Dr. Sung, médico de la familia. Estaban a martes así que no pisaría la escuela hasta el próximo lunes. Debía sentirse emocionada, pero se sentía fatal. Solo dejó de pensar en lo irritable de su estado cuando el miércoles por la tarde, Gwen la llamó.
- El chico malo me lanzó su mirada asesina cuando anuncié que faltaste porque estabas enferma – dijo Gwen. Mackenzie no pudo evitar sonreír. Él se estaba mostrando bastante atento con ella y eso la confundía, y le gustaba.
Los días pasaron lentos. Odiaba estar enferma, pero más odiaba tener tiempo que pasar con Sara. Si Mackenzie fuera su madre, no hubiese desaprovechado la oportunidad de tenerla en casa las 24 hs. Y Sara tampoco lo hizo. 
El viernes por la noche, luego de hablar por teléfono con Gwen, Sara entró a la habitación de su única hija y se sentó sobre la punta de sus pies, sobre la cama. Lucía nerviosa. A la muchacha le dieron nauseas pero esperó en silencio que empezara a hablar, mirándola, hasta que por fin Sara se decidió.
-El lunes cenaremos los 3 juntos – dijo apresuradamente, mirando el escritorio de madera barnizada y pintada de verde. Mackenzie ya estaba esperando esto, no la había tomado por sorpresa y aun así se estremeció.
-Bien – la palabra salió de sus labios automáticamente al mismo tiempo que desviaba la mirada y encendía la TV . No lo pienses, se dijo a si misma y le sonrió a su madre. Sara la observaba sorprendida. 
Se quedó así durante unos segundos y comenzó a darse cuenta de lo que eso significaba, porque se vió un atisbo de lagrima en sus ojos. Lo iba a arruinar todo. Su hija había cedido pero la cuerda estaba tan fina y vulnerable, ella no sabría decir cuanto sería capaz de soportar si Sara se mostraba demasiado afectada. Decidió cambiar abruptamente de tema. Sin pensar las palabras, soltó las primeras que tenía en mente y se arrepintió de inmediato.
-Tony está furioso por mi gripe y… - Se paró en seco. La expresión de Sara se llenó de confusión ¿Por qué lo había nombrado? ¿Y por qué a Sara? Obviamente eso de improvisar no se le daba bien, pensó. No era como si quisiera que ella supiera de él. 
- ¿Tony? – preguntó
- ¿Dije Tony? Oh, no. Quise decir Gwen, ya sabes… ella se siente culpable por esto.
-Oh – pensó un segundo su madre- ¿Quién es ese Tony? – sonrió y se acercó aun mas a su hija. Claro ella no era estúpida. Mackenzie respiro hondo.
- Es un imbécil del instituto – explicó aparentando poco interés.
-No me suena…
-Es nuevo… y como dije, un imbecil – se mordió el labio para reprimir una mueca. Su opinión ya no era tan así y llevaba los últimos días pensando intensamente en él. Pero algo en su cara la delató. Algo que una madre no pasaba por alto. 
-Entiendo. Sabes que si quieres hablar…
- Lo sé, Sara. – La interrumpió. Mackenzie sabía lo que eso significaba. Había reconocido ante Sara que sentía interés hacia él. Su interés… Él era, además de interesante, guapo. Atractivo y rebelde, rebelde y ella lo preocupaba. Atractivo, rebelde, muy misterioso y tierno. Combinación fatal. La razón por la que pensar en algo que no fuera él, se le había vuelto casi imposible. 
Y estaba Kerry y esos celos ridículos que sentía al verlos juntos. Pero ella estaba con él en el proyecto de Flynn , en el cual pasaría tiempo de calidad y le demostraría que tan mejor que Kerry era. Paró sus pensamientos de manera brusca nuevamente. ¿ya estaba pensando en competir por él?
Ni siquiera tenía suficiente amor propio como para intentarlo. Además, apenas sabía algo de él y no era muy agradable. 
Le gustaba correr con su moto y salir con chicas. Tampoco olvidaba lo del incidente en la cafetería y todavía se preguntaba que lo había llevado a empaparla en jugo como lo hizo. Pero luego estaba ese Tony interesado en su bienestar y el proyecto. La cabeza de Mackenzie daba vueltas y le dolía cada músculo del cuerpo, pero no quería dejar de pensar en él porque si lo hacía, iba a recordar la charla con Sara y lo que acababa de hacer. Ella no podía pensar en eso, no podía.