miércoles, 8 de diciembre de 2010

Capitulo 29

- Llegamos – suspiró Mackenzie sentándose en un banco a la orilla del playón de césped. La feria estaba a bastantes metros de donde estaban.
- ¿Aquí? – preguntó Tony desconcertado mientras se sentaba junto a ella.
- ¿Qué, no es lo suficientemente bueno?
- Yo no dije eso – protestó él – Es genial, pero me parece extraño estando tan cerca la feria, que este sea tu lugar.
- Si, hasta aquí llegan los autos – se justificó.
- Lo se, tienes que ir caminando si quieres llegar. Salvo que vengas en motocicleta ¿Y que con eso?
No lo sé. Creo que es porque antes cuando venía con Gwen, mi padre nos dejaba aquí. Además, mira los árboles – Mackenzie señaló a su izquierda donde se podía apreciar a metros nada mas el comienzo del bosque - El lugar es hermoso.
- Lo es realmente.
- Tu no mereces que te esté hablando – dijo Mackenzie recostándose con los ojos cerrados.
- Claro que no, pero por favor sé injusta – dijo él sonriendo mientras admiraba el delicado rostro de ella.
- Tony … - protestó ella llevándose las manos al rostro.
- ¿Sigues enojada? – le preguntó en voz baja.
- Por supuesto – contestó reincorporándose – pero no quiero estarlo aquí. Es un lugar importante para mi.
- Entonces… ¿Me perdonas?
- Tienes que prometerme.
- Perfecto, pídeme lo que sea. – rogó él poniéndose de rodillas a los pies de ella. 
- No me vuelvas a mentir Tony – exigió seria.
- Te lo prometo.
Mackenzie asintió. Tony volvió a sentarse pero antes se puso de pie y le dio un beso ligero en los labios. Mackenzie observó el gran carrusel pintoresco que se podía apreciar dentro de la feria.
- Me gusta este lugar. – Tony interrumpió sus pensamientos – Tiene una preciosa vista de la feria.
- Así es. Lo suficientemente lejos como para no aturdirte con ese alboroto pero lo gratificantemente cerca para percibir la alegría.
- Buen punto – tony meditó sobre lo que estaba por decir. – Oye, ¿has vuelto a hablar con Sara?
- No, ni lo he intentado.
- ¿Quieres que hablemos sobre ello? – Mackenzie no respondió. Tony la miró detenidamente. Finalmente ella negó con la cabeza.
- Primero debo decirte algo.- dijo ella mirando sin enfoque por encima de la arboleda. 
- Te escucho. – la invitó a seguir intrigado.
- Tu me haz dicho que debía hablar con ella y yo, se que es eso lo que debo hacer. Pero tu también debes.
- ¿De qué hablas? No te entiendo, yo…
- Shh, solo escucha. Tienes que hablar con tu padre, arreglar las cosas entre ustedes.
- Agradezco que te preocupes – trató de sonar sincero, en realidad se sentía bien que ella le aconsejara, aunque prefiriera hablar de cualquier cosa antes que de la relación con su padre – pero yo estoy muy bien sin él.
Mackenzie suspiró y volvió a mirar hacia delante.
- Se que tu actitud de rebeldía se debe a llevarle la contra a tu padre.
- Yo soy así Mackenzie, por el amor de dios.- Tony se rió falsamente.
- Acabas de prometer que no me mentiras mas, maldita sea. – protestó ella arrojando una piedra lejos.- De cualquier forma. Quizás lo negaste tantas veces que ya te lo haz creído.
- ¿A qué quieres llegar? – preguntó él.
- Yo… - ella suspiró y se llevó las manos a través del cabello – No lo se. Solo que este lugar me hace pensar y …- trató de armarse de fuerza para seguir. Cuando lo consiguió, volvió a hablar – Yo solo digo que si mi padre estuviera aquí, me gustaría que las cosas vayan bien, solo eso.
Tony la escuchó pero no se animó a seguir hablando. La observó decaída como estaba. ¿Cuánta razón tenía ella en todo esto? Decidió pensar en eso luego. Con un nudo en el estómago, finalmente se decidió a decir lo que tenía atragantado desde hace un momento.
- ¿No pensaste alguna vez que tu miedo en todo el asunto de Sara – Tony se detuvo un segundo para analizar el rostro de la muchacha – no se debía a el hecho de que ella reemplazara a tu padre, sino que…
- Yo lo reemplazara. – ella terminó la frase. Tony la miró un poco confundido y asintió.
- Lo haz pensado.
- No – dijo ella perdida un poco en sus pensamientos – solo que sabía como seguiría la idea. Sabes, de alguna manera, creo que lo sabía.
Tony sonrió.
- Piensa, cuando tu madre te dijo que ambos empezaron a salir, a ti no te pasó nada extraño. Pero la sola idea de conocerlo te daba nauseas. El día que lo hiciste no sucedió nada porque tu ibas decidida a no dejarlo entrar en tu vida.- Mackenzie siguió callada - ¿Sabes que es imposible olvidarse de un padre, sobre todo reemplazarlo?
- ¿Lo es? – ella lo miró con un brillo en los ojos especial, quería escucharlo de alguien mas. Quería oír esas palabras que hasta ese día solo habían sido un auto-consuelo frustrado.
-Lo es – Tony asintió y tomó su mano. Ella sonrió.
Estuvieron allí sentados un largo rato. Desde charlas muy serias hasta cosquillas estuvieron presente esa tarde juntos. Cuando los fue envolviendo la noche, observaron nostálgicamente como él parque feriante se iba llenando de personas y los grandes juegos comenzaban a funcionar.
-Mira ese carrusel – señaló Tony al Gran carrusel, el centro del parque de diversiones. Desde principio, el Carrusel había sido puesto solo allí. Luego con el pasar de los años la feria se fue instalando alrededor para convertirse en lo que ahora era. - Recuerdo cuando de pequeño me encantaba.
Mackenzie pensó un poco en aquello, todavía había algo allí que le molestaba, pero el hermoso recuerdo se le vino a la mente y esto la hizo sonreír.
-De hecho, yo amaba este carrusel de pequeña.
-¿Cuánto tiempo lleva funcionando? –preguntó él deleitándose con las luces y los pintorescos dibujos del tiovivo.
-Dios creó a Adán y Eva junto a ese carrusel.
Tony rió.
-Tienes razón. ¿Crees que seguirá de pie mucho tiempo más?
-Por supuesto – afirmó ella muy convencida – Hasta la eternidad.
Tony la miró de cerca. Ella al principio se sintió incomoda pero luego acepto la cercanía de él. Sus brazos la rodearon y ella se dejó recostar sobre él.

-¿Me quieres? - preguntó ella de repente. Tony se inquietó solo un poco. Él sabía perfectamente la respuesta a aquello.
-Profundamente. – respondió él con ternura, acariciándole la mejilla. Ella sonrió y tiró su cabeza hacia atrás para ver el rostro de él, de modo que lo vio desde abajo.-¿Por cuanto tiempo? – volvió a preguntar ella divertida. Tony tosió un poco desconcertado, pero luego sonrió nuevamente.
-Mira, él día en que ese carrusel deje de girar, yo te dejaré de querer. – afirmó Tony. - ¿y eso será? –preguntó.
-¿Nunca? – dijo ella con una bella sonrisa que dejó a Tony encantado.
-Exacto – respondió.
Cuando finalmente llegó la hora de marcharse, se pusieron de pie y la muchacha empezó a encaminarse hacia la motocicleta cuando Tony la tomó del brazo y la atrajo hacia él. Le dio un delicioso beso en los labios. Ella rodeó su cuellos con sus brazos y él la tomó mas fuerte de la cintura. Encajaban perfectamente el uno con el otro. Dos piezas totalmente diferentes creadas para estar unidas y permanecer juntas, donde era su sitio. Los besos cesaron y ella comenzó a tirar de él. Tony, descontento con la idea de alejarse de ella protestó y se quedó en su lugar mientras ella luchaba con moverlo.
-Oye – la llamó cediendo un poco y comenzando a moverse – Tu no me haz dicho si me quieres o no.

Mackenzie se detuvo un momento. Ella pensó algo, y habrá sido algo que toco sus sentimientos de una manera agradable porque su rostro se iluminó.
-¿No lo he hecho?
-Nop –respondió él fingiendo estar ofendido.
-Debe ser porque tu no me preguntaste.- ella le dio la espalda y empezó a alejarse. Entonces el la tomó nuevamente y la tiró contra él.
-¿Me quieres? – preguntó él. En verdad quería oirlo. Escuchar de Mackenzie esas palabras lo iban a completar, era lo que necesitaba para sentirse realmente feliz. Ella lo miró a los ojos, y finalmente sonrió.
-Claro – dijo y lo miró divertida mientras tomaba su mano y lo volvía a arrastras caminando de espaldas- Mientras gira el carrusel.




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