jueves, 16 de diciembre de 2010

Capitulo 18

En su oficina, Brown se sumergía en la organización de los archivos de los alumnos. Gracias a los cambios en representantes y directivos todo estaba desordenado. Le invadió un dolor de cabeza insoportable hacía unos minutos. Tenía 36 años y estaba a punto de contraer matrimonio. Su vida no era de lo más tranquila en este momento. Cansado de tanto alboroto se recostó sobre la mesa y se durmió ligeramente.
En cuanto Mackenzie golpeó la puerta de la oficina, Brown dio un salto nervioso. Tratando de recuperar el control, se acomodó la corbata y brindó permiso. 
- Si – dijo todavía despabilándose. La muchacha entró desganada y observó a uno de sus ex terapeutas. Quizas, el peor de ellos, el del Instituto.
- Lamento despertarte, pero Colmes dijo que viniera. ¿Sabes? Creo que deberías analizarla. – Dijo la muchacha. Brown sonrió. 
- Extrañaba esos comentarios tuyos. Siéntate.
- Espero no ofenderte, pero yo no te extrañaba a ti. Para nada – Brown rió.
- Me lo imagino. Dame el pase. – Mackenzie le dio el acta que Colmes había escrito. Brown lo leyó cuidadosamente.
- Así que ¿has bajado tus notas?- le preguntó.
- Si. Bueno, no. Es que ella todo lo exagera. Solo me he olvidado de entregar una tarea y mira el escándalo que ha armado. 
- Mackee, has bajado tus notas. 
- Si ¿y? A todos les pasa.
- Tu eres una alumna excelente. 
- Ya he dicho que lo olvido y no soy tan excelente. Ya no. ¿Sabes? Solo firmame el acta y di que no necesito mas sesiones. Que todo está en orden.
- ¿Qué sucede?
- Nada, que no me ves? Estoy genial – Mackenzie sonrió recordando la situación con tony. Se ruborizó y bajó la mirada aun sonriendo- Muy bien 
Esto pareció convencer al señor Brown. 
- Bien, pero prométeme que prestaras mas atención y te recompondrás.
- Lo haré. – dijo la muchacha fingiendo convicción. Brown empezó a escribir.
- ¿Como está tu madre? – Mackenzie lo miró y se inquietó en su silla. 
- Bien, Sara está bien – dijo desviando la mirada. Brown no lo pasó por alto.
- Le va bien en el trabajo? –
- Si. Pasa mucho tiempo allí, supongo que eso significa que le va bien ¿no?
- Claro. ¿Y eso a ti te molesta? 
- No. Ella puede hacer lo que quiera. A mi no me importa. Es mas, hasta he dejado que salga con un tipo – dijo triunfante como si fuese una forma de demostrarle que todo iba de maravilla. Pero Brown no estaba convencido, y esto último lo inquietó aun mas. 
- Bien – siguió escribiendo. 
Finalmente le entregó el pase y la dejó ir. El timbre de la escuela sonó. 
Al tiempo que cerró la puerta de la oficina, ya afuera, la muchacha leyó el acta recien escrito.
- Mierda – exclamó y cerró la puerta de un portazo. 
En el pasillo esperándola estaba Gwen. No se sorprendió al verla, pero si lo hizo al ver con quien estaba. Aun así su expresión no cambió. Le entregó el acta a su amiga. Gwen leyó y susurro alguna clase de insulto inentendible. Tony esperaba la explicación de alguna de las dos. Mackenzie finalmente lo miró algo nerviosa.
- Dice que debo retomar las sesiones – dijo cabizbaja. 
- Oh – solo dijo él
- Es un imbecil. Colmes se ha pasado – exclamó furiosa Gwen.
- Ya está.
- Oigan. Hoy es la convención de los de segundo, es decir tenemos el resto del día libre. ¿Qué piensas Mc? ¿Nos vamos?
- No tengo ganas.
- Oh vamos! – brincó sobre su ligar - Tony dile que le hará bien. Él vendrá también.
- ¿Ah si? – Mackenzie lo miró curiosa.
- Si – dijo Tony sonriendo – Tendrás el honor.
Mackenzie puso los ojos en blanco. Ya cansada de quejarse frente a ese tipo de actitudes de Tony, decidió callarse y seguirlos. 
Salieron del establecimiento del instituto. Mackenzie iba detrás de ellos un poco perdida, aun con la cabeza en Brown y sus sesiones, el episodio con Colmes y lo que ocurrió en el pasillo con Tony. Era esto último lo que la mantenía distante. 
Los alrededores estaban desiertos. Era increíble como los estudiantes podían desaparecer en medio segundo si eso les convenía. Las presentaciones no eran lo que se decía ‘populares’, y los alumnos del instituto tenían la libre opción de elegir si eran lo suficientemente fuertes para soportarlo o si simplemente volarían lejos. Tampoco se atrevían a quedarse en lugares cercanos, puesto a que los profesores se rendían al ver las salas vacías y se iban. Ellos de vez en cuando paraban por allí a tomar algo o a comprar provisiones y no era agradable cruzárselos luego de un escape. 


Pasaron por el aparcamiento y Tony se detuvo. Se giró y tomó por sorpresa a Mackenzie mirándolo. Esta se ruborizó levemente.
-¿Qué? – Preguntó nerviosa. Tony sonrió. A la muchacha le dieron escalofríos. De esos que le daban cuando trataba de resistirse a él.
-Nada, iremos en…? – miró a ambas muchachas. Gwen dirigió su mirada a la motocicleta.
-No creo que quepamos todos en esto – dijo la pelirroja señalando la Honda roja de Tony.
-¿Entonces que? Piensan ir a pie. No podemos quedarnos por aquí. Es decir, ¡Que va! No me importa ese cuento de los maestros, pero este sitio es una porquería y tengo hambre.
-No nos tienes que gritar ¿sabes? – Gwen le señaló
-Yo no estoy gritando
-Si, levantas la voz. – espetó Gwen tapándose los oidos con ambas manos.
-No es lo mismo.
-Si que lo es. Yo presto mucha atención y no estoy para nada sorda – luego miró a Mackenzie que se veía pensativa y fuera de la conversación – Ok. Si quieres llamar su atención- señaló a su amiga - te sugiero que te acerques y le pegues. No tiene caso gritarle.
-Bien. ¿Qué haremos? – Dijo Tony. Inspeccionó todo el perímetro con la esperanza de no ver a nadie conocido.

-Iremos en autobús – dijo de repente Mackenzie. Ella podría estar distraída pero no podía pasar por alto las reacciones de Tony. Le importaba y se sentía molesta por advertir que le avergonzaba ser visto con ellas.
-Ya sabes – miró esta vez a Gwen para tratar de no mostrarle a él su enojo – A Laps
-¿Laps? – se preguntó Tony mirándola fijo.
Ella no lo miró. No quería enfadarse y comenzar a discutir. Nuevamente se sintió cansada. Así que respondió en dirección a Gwen.
-Es un café, con Gwen vamos seguido a allí. Tienen buenas tartas y postres.
-Si, es genial. – asintió Gwen – Debes conocerlo, queda en el centro. Así que un corto viaje en autobús y ya. Digo, tu que guardas las formas – exclamó con un tono sobrante hacia Tony. Este solo la ignoró, siguió mirando a Mackenzie que se negaba a hacer lo mismo.
-Vamos – dijo ella.

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