miércoles, 8 de diciembre de 2010

Capitulo 23

Dos golpes a la puerta.
- Pase – dijo Brown desganado. La muchacha, con igual intensidad de ánimo, entro a la oficina arrastrando los pies. Él trató de hacer su mejor esfuerzo en cuanto a fingir estar en buenas condiciones pero falló de igual manera - ¿Cómo estas? – articuló ejecutando una sonrisa artificial. Mackenzie dudó. 
- Yo, bien. Bueno, estaría mejor si no tuviera que estar aquí siendo que el resto de la escuela está camino a casa. – dijo ella suspirando - ¿Usted? 
Brown sonrió y hizo un gesto hacia la silla.
- Me has estado evitando hace más de una semana. ¿Cómo puedo estar?
- Lo lamento, se que debería haber vuelto antes solo que he estado con la cabeza en otras cosas – pronunció en un tono mas bajo las ultimas palabras 
- OH, ya veo – dijo él un poco ido - ¿quieres hablar?
- ¿Tengo opción? – Mackenzie miró hacia el escritorio del psicólogo, deteniéndose en el portarretratos con la foto de su novia en él. Los rumores de que pronto llegaría su boda habían recorrido toda institución. Brown siguió la dirección de su mirada y se topó con la fotografía. 
La muchacha se quedó un momento en silencio comprobando que tan distraído se hallaba él. Cuando no obtuvo respuesta habló.
- No quieres hacerlo ¿verdad? 
Brown salió de su ensimismamiento y la miró confundido.
- ¿De que hablas? 
- Paul, no quieres casarte – dijo llamándolo por su nombre de pila.
- ¿Qué dices? – preguntó nervioso.
- El peligro de tratar tanto tiempo a una persona es que, claro, tu me conoces pero en un punto yo a ti también. Y como que apenas te has dado cuenta de que estoy aquí. Y luego la foto – señaló el retrato – o estas muy enamorado o tú no te quieres casar. Tu no te quieres casar – repitió.
- Cierto. 
- ¿Y por qué haces algo que no deseas hacer?
- Larissa quiere. Y yo la amo.
- ¿Cuánto tiempo han estado juntos?- él no respondió- Y aun así, ¿ella necesita esto?
- Es justo. Soy yo el que no está preparado.
- Tienes motivos para no estarlo – Mackenzie suspiró – ¿Por qué quiere hacerlo si eso no cambiara nada?
- No lo se. Tú eres mujer, tú deberías entender la mente femenina – dijo con una sonrisa nostálgica.
- Y tu eres psicólogo, deberías entender todas las mentes.
- No es así como funciona, lamentablemente.
- Bien. Creo que, existen personas que creen que tienen que darle emociones distintas a su vida y otras que prefieren la paz – lo miró – pienso en aquellos que dicen que hay que disfrutar la vida y no quedarse sentado mirándola pasar. 
- Si
- Pero no concuerdo.
- ¿Cómo?
- Yo… solo creo que estar en paz es una manera grata de disfrutar la vida. Y que ella lo entenderá cuando se lo expliques por que en definitiva te ama. 
- Vaya.
- Pero no des muchas vueltas al decírselo, se directo. 
- De acuerdo.
- En cuanto a mi…
- Te ves muy bien Mackenzie.
- Me siento así también.
Se limpió la garganta. 
- Em debería saber por que – la miró cómplice con la lapicera en suspenso , flotando sobre el acta – estas aquí. 
La muchacha comprendió y sonrió. Luego trató de pensar algo coherente además de lo poco profesional que era Brown.
- Yo... bueno. No he tenido tiempo de casi nada últimamente. He conseguido un trabajo de medio tiempo y aun no me acostumbro al cambio.- mintió.
- Muy bien – dijo satisfecho con la excusa – entonces aquí pondré que te regularizarás en la brevedad y que no hay vínculos con el caso anterior, te parece?
- Perfecto. ¿Sabes? Puede que no seas el mejor psicólogo, pero eres una gran persona.
- Gracias, supongo – frunció el ceño - Puedes irte.
Mackenzie se puso de pie.
- Habla con Larissa – le recordó
Se dirigió hacia la puerta.
-Mackenzie – la llamó. Ella se giró - Habla con Sara.
La muchacha adoptó una expresión seria. Asintió y salió. 
EL instituto debería de haber estado vacío para cuando Mackenzie saliera de la oficina de Brown, pero justo en frente de ella, se hallaba esperándola alguien.

- ¿Qué haces aquí todavía? –exclamó sonriente la muchacha acercándose.
- No me iría sin ti – Tony se acercó a ella y la besó levemente en los labios. 
- ¿Y a que se debe este honor ¿ -dijo ella riéndose.
- ¿Perdón? ¿Que día es hoy?
- ¿15 de septiembre? – preguntó ella. Casi primavera. Parecía tan lejano aquel otoño en el que se habían conocido.
- Una semana del asunto de BloodLand.
- ¿El asunto? Oh, vaya! Que romántico – dijo rodando los ojos.
- El GRAN asunto – dijo él sonriendo – Y unos cuantos meses desde que te estoy persiguiendo. ¿No crees que me has hecho esperar más de la cuenta? 
- Tu no puedes estar hablando en serio. – afirmó Mackenzie incrédula – Tu no has esperado nada. De todas formas… solo así se sabe si vale la pena.
- ¿Y la vale?
Mackenzie se arrimó a él y le dio otro beso.
- Eso es un si. Hay que celebrar – dijo tomándola de la mano.

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